Nuestra historia
Emperatriz Eugenia de Montijo, su historia, nuestra historia
Los orígenes de nuestra historia se remontan a Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III y última Emperatriz de Francia, título al que la finca debe su nombre. En 1878 la Emperatriz, en aquel entonces propietaria de la finca, presentó a concurso en la Exposición Universal de París un vino que fue premiado. Estaba elaborado a partir de estos viñedos, en Baños de Rioja (Rioja Alta), y el galardón ya reconocía en aquel entonces el potencial y la singularidad de la finca.
Con el paso de los siglos la propiedad fue cambiando de manos hasta que en 1996 la adquiere la familia Hernáiz, desconociendo entonces la historia y el potencial de la propiedad. Eduardo y Víctor Hernáiz toman las riendas del proyecto con el claro propósito de elaborar vinos de calidad de este histórico viñedo.
Procedentes de la localidad riojana de Cenicero, donde por generaciones la familia ha tenido parcelas de viñedo, a éstas fueron sumando otras en localidades de Rioja Alta como Fuenmayor, Navarrete y Hornos de Moncalvillo, además del viñedo de Finca La Emperatriz.
¿Quién fue la Emperatriz Eugenia de Montijo?
María Eugenia Ignacia Agustina de Palafox-Portocarrero de Guzmán y Kirkpatrick nació en Granada, en el seno de una familia aristócrata y afrancesada, el 5 de mayo de 1826. Condesa de Baños y de Teba, era la menor de las dos hijas de Cipriano Palafox, Duque de Peñaranda y Grande de España, quien, en su juventud, sirvió a las órdenes de Napoleón I.
Su figura está estrechamente relacionada con diferentes casas reales y familias aristocráticas: la hermana mayor de la Emperatriz Eugenia de Montijo, Francisca, se casó con el Duque de Alba, y Eugenia de Montijo fue madrina de la princesa inglesa Victoria de Battenberg, quien con el tiempo se convertiría en la esposa de Alfonso XIII.
En 1853 Eugenia de Montijo contrajo matrimonio con Napoleón III, sobrino de Napoleón Bonaparte, Presidente de la II República Francesa (1848-1852) y Emperador de los franceses (1852-1870).
Una personalidad incomparable
La Emperatriz Eugenia de Montijo fue una de las figuras más importantes e influyentes de su época y, sin duda, una mujer adelantada al tiempo que le tocó vivir.
Abiertamente interesada en los asuntos políticos de su marido, a quién asesoraba en numerosas ocasiones con aciertos y desaciertos, llegó a ocupar la regencia hasta en tres ocasiones durante las ausencias de Napoleón III.
Promovió las investigaciones de Louis Pasteur y apoyó financieramente la obra del Canal de Suez. El papel que ocupaba, su belleza y su elegancia, propiciaron que su figura tuviera una fuerte influencia en las tendencias de moda de la época. Marcas como Louis Vuitton o Guerlain dieron sus primeros pasos de la mano de la Emperatriz Eugenia de Montijo.
Un capítulo en la historia del vino
En el mundo del vino, el matrimonio también jugó un papel importante ya que fue Napoleón III quién estableció en 1855 la Clasificación Oficial del vino de Burdeos en “crus”. Ordenación que sigue estando vigente hoy en día, sin que apenas haya habido cambios desde entonces.
La Emperatriz era propietaria de una singular finca de viñedo situada en Baños de Rioja
De la Emperatriz Eugenia a los Hermanos Hernáiz
Como la Emperatriz Eugenia de Montijo falleció sin descendencia, su patrimonio fue a parar a manos de su hermana Francisca, casada con Jacobo Fitz-James Stuart, Duque de Alba. Por tanto, el feudo de Montijo, que incluía la finca de viñedo en Baños de Rioja, pasaría finalmente a uno de los cuatro hijos del matrimonio.
El feudo se dividió y vendió por separado, siendo la finca de Baños de Rioja adquirida por unos industriales vascos para, posteriormente, pasar a ser propiedad del Conde de Torremuzquiz, a quien acabaría adquiriendo la finca la familia Hernáiz en 1996.
Eduardo y Víctor, el presente
Entre 1996 y el año 2000 tuvo lugar un periodo de trabajo en el que Eduardo y Víctor restauraron las parcelas de viñedo, estudiaron el terroir de la finca y fueron descubriendo lo especial que era este viñedo y la historia que había detrás. Fue en esa época cuando se construyó la actual bodega de Finca La Emperatriz.
Y fue entonces cuando se dieron cuenta de que la finca tenía potencial para mucho más: la dirección era elaborar vinos de calidad.