Una cata inédita de Riojas. Así fue la cata “Riojas de Pueblo”, que no atendía a las categorías de crianza, reserva y gran reserva al uso, sino al origen concreto de 15 vinos elaborados por algunas de las bodegas que forman parte de la Asociación Bodegas Familiares de Rioja, entre ellas Finca La Emperatriz.
De este a oeste y de norte a sur, Juancho Asenjo -sumiller y maestro de sumilleres- dirigió una cata que recorría la geografía riojana para encontrar las peculiaridades que distinguen a cada uno de estos vinos, pese a formar parte de la misma denominación de origen. Blancos y tintos, vinos jóvenes y con crianza, variedades distintas, una colección de vinos muy diversos se dieron cita en el evento. El objetivo no era en este caso distinguir a los mejores, sino descubrir cómo el hecho de que un viñedo esté situado al amparo de una determinada sierra, o reciba la influencia de un río u otro, incide decisivamente en su personalidad.
En el horizonte está el empeño por hacer comprender que la calidad de un vino va mucho más allá de los estándares mínimos que pueda dictar un consejo regulador. Y mostrar la necesidad de crear nuevas herramientas para guiar al consumidor en la búsqueda de lo auténtico, porque la calidad es también personalidad, y la clave para conseguirla está en la exigencia del elaborador. En este sentido, Juancho Asenjo se mostró partidario de la diferenciación de vinos en Rioja, tal como defiende también la Asociación Bodegas Familiares de Rioja.
Al Palacio de Congresos Riojafórum acudieron profesionales del mundo del vino de la Rioja y provincias limítrofes, pero también de zonas más alejadas, como Huesca, Barcelona o Valladolid, lo que demuestra la expectativa y el interés que existe en descubrir las particularidades de unos vinos que a menudo se comercializan bajo un mismo apelativo, cuando realmente esconden singularidades esenciales.
